Un día, encontré mi italiana.

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Arcuriano
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Un día, encontré mi italiana.

Mensaje por Arcuriano » 01 Mar 2020, 17:57

Un día, encontré mi italiana.

En una agradable tarde de primavera tomé una decisión recia: -“comeré menos para cuidarme”- y de paso, una idea menor, puse a la venta mi escopeta superpuesta en el portal de internet de Mercado Libre. Mi única superpuesta. Antigua, de doble gatillo, chokes fijos, fabricada en la localidad de Saint Etienne en Francia, probablemente a fines de la década de los años 70. Para su años está con muy buen aspecto. Mejor que yo. Empecé el año pasado a practicar tiro al platillo y me gustó. Como buen ciudadano, como toda persona ahorraré y junto a lo que obtenga por mi bonita escopeta del calibre 12 me haré de un arma más nueva, que tenga mono gatillo, chokes intercambiables, etc., etc., etc., y otros etc. más. Puede ser turca, puede ser usada, puede ser muchas cosas.

Pasó un mes.
Pasó otro mes.
Se repitió el ciclo, es decir, otros dos meses.

En la espera vi personalmente las escopetas Akkar, muy bonitas, vi las italianas Sabatti CTS y la Rizzini Fiece 1. Todas en calibre 12. Las italianas me gustaron mucho (Mónica la incluyo, también me gusta mucho. Sale espectacular en Drácula y en Spectre). Pregunté en varios foros por la Sabbati CTS (la más económica de las italianas y muy bien equipada). Ley en dos artículos de revistas inglesas de tiro, buenos comentarios de la Sabatti y en los foros… -¡nada, nadie la tiene, la ha usado, la ha visto y menos, la ha disparado. Muy raro!-. En un foro de España alguien me respondió: -¡Quien querría eso, para que!-. Me acordé de ella, Mónica, le escribí un correo, le envié una carta de papel. Nada tampoco. Mas intrigado me sentía. Igual pensaba en ella, me imaginaba acariciándola, encarándola a la Sabatti, tocándola, su cañón superpuesto de 30 pulgadas oscuramente pavonado, su suave gatillo dorado, la aterciopelada brillantes de sus maderas, su culata con mejillera ajustable, sus chokes extendidos y hasta su maleta tipo Negrini de fábrica. -¡Aaaaahhh!- suspiraba antes de quedarme dormido en la cama. Donde la pondría, en un estante, en una vitrina, tantas dudas y una sola vida para resolverlas. Luego, buscando por internet encontré la Rizzini Fierce 1. Más costosa que la Sabatti. El importador (si, se vende en mi país) y vendedor está en otra ciudad y no la entrega a nadie en concesión. Partí a verla sin mucho compromiso. Llegué a la ciudad (Melipilla), llegué a la tienda, donde me atendió una muy amable señora. Mientras retiraban de bodega la escopeta visité el resto de la tienda con accesorios muy bonitos. La chaqueta de tiro Rizzini de manga larga me encantó, elegante, con prestancia, pensé: -¡Como será la escopeta si esta es la chaqueta!-. Que pena que la talla era pequeña para mí. Recordé mi importante decisión, de hombre, de macho: -¡Comer menos!-. Pregunté a la amable señora donde podría comer algo sabroso y no caro en la ciudad de Melipilla. Me sonríe y en eso, avisan que la escopeta está lista. Encantado con el aviso voy al mesón de la tienda y me indican que debo ir a otra sección, a la sala de reuniones para la exhibición personalizada. ¡Wow. Tanta elegancia y misterio!- pensé. Pensé más: -Me duché. Si. Me lavé los dientes. Si. Me veo elegante y con clase. No. Bueno. Al menos soy sincero conmigo!-. Con estas cavilaciones existenciales que podrán decidir los destinos de la humanidad llegué a la sala de reuniones para la “exhibición personalizada”, abro la puerta de la sala de reuniones y… me veo las manos. -¡No me corté las uñas. Si hago un rasguño a la escopeta me obligarán a pagarla. Con la lengua palpé mis dientes. Puede ser!-. …..

….Abro la puerta de la sala de reuniones y está ella, Mónica, su largo pelo azabache, sus labios sensuales y húmedos, su ojos increíbles mirándome directamente a los ojos, el arma sostenida entre sus voluptuosos pechos revelados por su generoso escote sujeta entre los esbeltos dedos de sus manos.…..Pensé de inmediato: -¡Así no se encara, por favor!-…..

…..Recordé: -¿Cuál fue el remedio que me recetó el médico, Haldol, Ariprazol, Clorpromazina?. -¡No me acuerdo!-.

En eso sacudí la cabeza y vi en la realidad a un agradable señor que me preguntó: -¡Hola!-. -¿Se siente bien?-. Me recompuse rápidamente, respondí afirmativamente.
El agradable señor se agachó, recogió una caja de cartón, la puso sobre la mesa y me dijo: -¡Véala usted mismo!-.

Con cuidado me acerqué a la mesa, deslicé mis dedos sobre la caja de cartón. Se sentía como… cartón. La abrí por un costado, saqué la maleta. Abrí los cerrojos de la maleta y encontré las fundas que contenían las partes de la escopeta. En resumen la caja que contenía la maleta que contenía las fundas que contenían la escopeta. Tanta “contención” pensé. Finalmente con cuidado saco el cañón con el pasamano de su funda de género aterciopelado azul oscuro, pongo la funda sobre la mesa y deposito el cañón sobre la funda. Saco el resto de la escopeta de su otra funda y la ensamblo con delicadeza. Es bellísima, el trabajo de las maderas, el metal con su terminación de “metal fundido y quemado”, el cañón oscuro, muy oscuro en su pavonado con los chokes extendidos. El diseño de la culata con Montecarlo y ajuste del pulgar, en terminación semibrillante destacando las vetas de la madera. Muy hermosa escopeta. Se encara de inmediato, buen balance. Con razón en ciertos foros la llaman la “Baby Perazzi”.

Dudando sobre cual escopeta elegir, la Sabatti con un descuento especial me la ofrecen a US$2.162.- y la Rizzini a US$3.556.- Indico los precios en dólares para efectos comparativos. Ambas están nuevas. La ciudad de Melipilla está inserta en una zona rural, mientras pensaba en la dos italianas hice dedo a una carreta tirada por un famélico caballo, para ver si me podían llevar de vuelta a mi ciudad. El pasaje en bus estaba muy caro.

En mi hogar, frente al computador, repentinamente me llegó un correo, un mail. Será de Mónica pensé o talvez de Charlize (hermosa en Mad Max: Fury Road, aun con un brazo menos). Mónica no sabe de Charlize. No. No puede ser Charlize. Aun no le escribo. Alguien, un completo desconocido para mí hizo una pregunta por la escopeta a la venta en internet. Respondí sus consultas y luego…la compró. Obviamente hay que coordinar todo el proceso legal de compra legal e inscripción legal. O sea, todo legal.

Tenía un camino de incertidumbre ante mí. Que hacer, cual escopeta comprar, que podría pagar, como, cuando, donde, que explicaría a mi familia por el gasto. -¿Creerán que me la regalaron?-. Angustiado, acongojado, caigo de rodillas al pasto, elevo mis brazos y grito al cielo: -¡Dame una señal, dime que haceeeerrr!-. Sorprendido, sentí la lluvia caer sobre mi rostro. ¿Será un señal? Miro a ambos lados y veo a mi hija que estaba regando el jardín apuntándome con la manguera y gritando: ¡Mamá, que el papá se tome los remedios. Acuérdate que vienen visitas!-.

Comencé el largo recorrido de encontrar una nueva escopeta. Fui armerías. Vi la muy hermosa Beretta 686 Silver Pigeon I Sporting. Nueva. Valor. US$3.600.- Pregunté tímida e ingenuamente por la Benelli 828U. US$3.900. me dicen. -¡Ahh. Que buen precio!-, respondo. Vi la Huglú, bonita. Sin desmerecer y sin merecer, solo le doy a los platos de la cocina, soñaba con una italiana. La Beretta 686 también me quitó el sueño. En las noches abrazaba mis almohadas pensado en la Sabatti, la Perazzi y la Beretta. También, empecé a soñar con la Benelli 828. Su diseño, su bajo peso, su estética. Una noche mientras me quedaba dormido en la semi somnolencia, mi dulce esposa me da un fuerte codazo. Al menos la costilla no se rompió, solo se salió de lugar. Me preguntó con voz de mando: -¿Con quien sueñas que la abrazas?-. Asustado le respondí: ¡Con la Mónica!-. -¡Aahhh. Sigue soñando entonces!-. No podía decir la verdad. Tenía que mentir para salvarme y salvar mi sueño: que abrazo simultáneamente a tres hermosas y sensuales italianas.

Me desperté temprano al otro día y maquiné un plan, una estrategia maligna para lograr la satisfacción de mis oscuros deseos. Mientras le llevaba el desayuno a la cama como la mayoría de los días, la saludé amorosamente y le dije con voz pausada, queda: -¡Vendí la escopeta amor!-. Por respuesta me ladran: -¡Aaah. Bien!-. Agrego: -¡Voy a buscar otra bien económica tambieén!-. -¡La casa necesita arreglos!-, me responden al acto. -Aaaah!-, dije. Pensé que con la corchetera grande el marco de la ventana quedó muy firme. Claro. La ventana ya no se puede abrir y el murciélago que quedó encerrado ya se murió. Apestó uno pocos días y listo. De los otros detalles de la casa, no me acuerdo. Le dije a mi dulce y ácida media naranja: -¡En octubre vino el despertar (vivo en Chile). Por si les da por seguir despertando demasiado es bueno tener otra!-. En rigor estricto es por los que ni siquiera se durmieron, igual despertaron y les dio por quemar estaciones de tren subterráneo (metro), hoteles, universidades, iglesias, etc. quisieran llegar por la casa. Me responden: ¡Mmmm, tienes razón por esta única vez!-. ¡Yaaa!-, le digo mientras me llevo la bandeja para lavar los trastos. Salí sonriendo disimuladamente. Mi astuta mente había ideado una artera estrategia que dio una victoria maestra. Me sentía un maestro del ajedrez. Ni sabrá cuanto realmente gastaré en la “escopetita”.

Comienzo la jornada con mi cara enfrentando la luz.

Encontré una escopeta superpuesta usada marca “Berrerreeno”. Bien escrito es Brno. No conocía la marca. Con dos cañones uno del 16 y otro del 20. Que interesante. Otro día en el grupo de Whatsapp del polígono escopetero aparece una Beretta 682 Gold E Sporting, con dos culatas (original, una hecha a medida, chokes, maleta original, tres años de uso, etc.). Perfecta en las fotos que me enviaron. Llamé al dueño, su valor: US$2.200. -¡Mmm. Me las arreglaré!-, pensé. Puedo ser gigoló. 60 años y 30 kilos de sobrepeso no son nada. Le pregunté cuándo podría ir a verla, encararla, sentirla, abrazarla, apretarla contra mi pecho…. En realidad solo pregunté cuando podría ir a verla. Acordamos en dos días más, previa llamada para coordinar. Llamo. Me dicen: -¡Hola. Ya se vendió. Al precio pedido!-. Corté. Malvado. Pérfido ser. Aparece una nueva Beretta. Usada, bien usada como antigua escopeta. Una Beretta S55 calibre 12. Tantas Berettas por ahí. Choke fijo doble gatillo. Como la que tuve pensé. Igual es una italiana madura. Una milf como me gustan. Cuanto vale pregunto. US2.200.- me dicen. Me envía las fotos. La base del cañón negra. Me pregunté si la limpia. Gracias le dije.

Seguí buscando. Alguien puso un aviso en internet. Vi el aviso en internet. Leí el aviso en internet. Para que lo iba a imprimir. Gasto papel, energía, tinta. Claramente es un aumento fútil de la huella de carbono. Lo leí en internet. Por internet me comuniqué y por internet me respondieron. Vende una escopeta Baikal. Rusa. Calibre 12, modelo Sporting, cañón de 28 pulgadas con compensador de gases en las últimas pulgadas del cañón, choque intercambiable, mono gatillo, con su caja. Me aclaró que es “algo” descuidado con las cajas. Las “tira por ahí” cuando sale de cacería y lo mismo, cuando regresa a la casa. Fui verla. La escopeta Baikal. No la casa del dueño de la Baikal, aun cuando la casa la vi igual pues ahí tenía la escopeta.

Fui. Estaba algo oscuro adentro de la casa. Vi la escopeta. En buen estado, algo “sucia”. Bonita con las perforaciones del compensador de gases interno del cañón. 5 chokes internos. Mono gatillo. La caja o maleta algo maltratada. Valor: US$1.100.- Podría ser pensé. Iba a darle la mano para dar inicio al trato de rigor, cuando me comenta: -¡Tengo otra!-. Le dije: ¡Su esposa lo sabe. La conoce?!-.
¡No hombre. Otra escopeta pues!-. ¡Aaah. Mmmm!-, respondo. Como han leído he utilizado muchos ¡Aaahh! y ¡Mmmm!, para expresar un profundo y complejo contexto emocional como trasfondo de los distintos eventos. Acto seguido después tanto y tan complejo pensamiento le digo: ¡Puedo verla bien!-. Me responde: ¿A mi esposa?-. ¡Noo!-, respondo. Agrego de inmediato para no dejar dudas: ¡La otra escopeta!-. ¡Aaahh! y ¡Mmmm!-, escucho de inmediato por parte de mi interlocutor. Quedé abismado por la metafísica complejidad de los eventos. Los ¡Aaahh! y ¡Mmmm!-, son muy reveladores. Me comenta: ¡Se la muestro!-. Pensé en aclarar si era la esposa o la escopeta. Opté por guardar silencio y esperar el desarrollo de los acontecimientos.

Me la traen. La escopeta. En una bolsa plástica que vio mejores tiempos (para un simple plástico). El dueño de casa saca una caja gris tierra, por la tierra que tiene encima con varias marcas en ella. Mas que una caja es una maleta. La deposita sobre una mesa y la abre. Al interior de la cubierta superior de la maleta leo la palabra “Beretta” con el logo del tridente en letras claras sobre un fondo gris. En la cubierta inferior un par de pequeñas cajas azules con la misma palabra (Beretta), unos chokes sueltos y las fundas de género de color claro con la misma palabra, envolviendo las partes de una escopeta. Miro al dueño con interrogación. Me señala: -¡Es una superpuesta del calibre 12. Beretta!-. Me acerco a la maleta, en regular estado. Me aclara que las maletas no las cuida mucho. Que la escopeta está en perfectas condiciones funcionales. La compró a un amigo que se la vendió muy barata. La usó un tiempo y la tiene guardada hace un par de años sin usar. Saco la escopeta de sus fundas la ensamblo. Calza bien, no hay juegos u holguras. Calza ajustada y se bascula o abre con suavidad y cierra con claridad el sonido del seguro. Está también sucia. Me comenta que no las limpia mucho. La encaro, se ajusta bien, tiene un peso consistente, buen balance. Cañón de 28 pulgadas de largo, chokes intercambiables. El pavonado aunque sucio se veía en buen estado. El punto de mira es de fibra óptica. Vienen dos cartuchos falsos de alivio, los usamos para probar los eyectores y los disparadores, junto al selector de tiro. Revisé las cajas y los chokes. Una caja es la de “spare parts”, con repuestos de puntos de mira distintos, un gatillo nuevo, unos pernos nuevos, un punto de mira de fibra óptica largo de 5 centímetros de largo con repuestos de varas de fibra óptica. Este accesorio es imantado, se fija con fuerza sobre la cinta de 10 milímetros de ancho. La segunda caja contiene los 5 chokes originales. Además viene tres chokes de la marca, más largos que los otros y con secciones abiertas en la boca de los chokes, asumo que son compensadores. Me decidí a comprarla. Vino la negociación. Los medios de llegar a acuerdo: cara o sello, papel, piedra, tijera, dados, cartas, adivina la película, adivina el personaje, pruebas de fuerza, arrojamos cuchillos, etc. Finalmente llegamos a un valor: US$2.100.-. Nos reuniríamos para formalizar la compra dos semanas después. Esa dos semanas con dudas: estará en buen estado, funcionará bien a pesar de la revisión. Estaré pagando de más? Pude haber optado por la Sabatti nueva. Estuve a punto de echarme para atrás. Sin embargo, el vendedor no la republicó. Reservó la escopeta para cuando cerráramos la compra. Me llamó mínimas veces para insistir en cerrar la compra. Finalmente nos juntamos y cerramos la compra formalmente y pude llevarme la escopeta usada a la casa.

Cuando veo a mi esposa por la noche le digo con firmeza y decisión: ¡Ya compré mi escopeta nueva. Usada. Ahora la voy a limpiar como me gusta!-. Pensé también revisar para estar seguro que tomé la decisión correcta. Agregué con viril tono de voz: ¡Me dejarás tranquilo. Ya planché la ropa, saqué la basura, limpié la loza y la guardé. También di de comer a los perros!-. Con tanta testosterona en mi cuerpo, me dejaron en paz.

Preparo mi mesa de trabajo, dispongo la lámpara, traigo los líquidos de limpieza de armas y el lubricante, los paños de limpieza, toalla de papel, el cepillo de dientes viejo, las baquetas y cepillos del calibre 12, una toalla vieja para poner las piezas de la escopeta. Doy comienzo a la limpieza con el cañón. Desmonto los chokes. Estaban algo atascados. Lo limpio por fuera y comienza a aparecer el color del pavonado negro. En muy buenas condiciones, limpio con un paño seco la punta de mira de fibra óptica. Sigo con la base del cañón, donde están los eyectores. Debajo de las manchas negras aparece el brillante acero. Los chokes en su interior tenían costras de pólvora. Procedí a continuación limpiar con cuidado la boca del cañón, en particular el hilo interno, para luego montar los chokes limpios y en definitiva, limpiar por dentro el cañón. Mucho papel y paños salieron manchados por la pólvora residual. Unas 4 a 5 horas dediqué a la limpieza del cañón y de los 8 chokes. Ocho, buen número. Antes no tenía ni un solo accesorio de este tipo. Al otro día, di curso a la limpieza de la culata con la báscula (action/receiver) que contiene el disparador, seguro, selector de tiro) y el pasamano (fore-end). Comencé con las partes metálicas. Las cubiertas del eje o perno pasador comienzan a brillar como un espejo, como también se leen con claridad la marca, modelo y logotipo de la escopeta. Por dentro de la báscula retiro los restos de pólvora. La toalla de papel quedaba negra en el proceso. Luego, procedo con las maderas. Primero un trozo de toalla de papel levemente humectado, luego líquido limpiador-protector de madera. Se aprecian unas pequeñas hendiduras en la madera sin perder el color o la terminación de la misma, arañazos muy leves. Monto la escopeta una vez limpia y lubricada, incluyendo seguros, eyectores, disparador, etc. Con un paño seco y limpio, retiro restos de lubricante y vuelvo a limpiar la escopeta. Dejo la escopeta en un soporte para armas largas y procedo con la maleta. Por fuera el plástico está muy reseco. Con paños húmedos doy la primera limpieza, luego enjuago los paños y repito el proceso varias veces. Limpio los cerrojos con clave con WD-40. Comienzan a brillar. Siempre estuvieron operativos con suavidad. Se mantuvo la condición. Por dentro el recubrimiento aterciopelado estaba polvoriento, con otro paño suavemente húmedo limpio por dentro la maleta, varias veces. Se recupera el color azul oscuro del recubrimiento interior de la maleta. No tenía manchas ni rasgones. Solo polvo. Dejo la maleta abierta para que se evapore cualquier rastro de humedad. El genero de las fundas de la escopeta está algo sucio y con manchas de polvo de pólvora. Las sacudo y dejo como están. En otro minuto las lavaré. El tiempo dedicado en esta etapa fue de unas 4 horas. Satisfecho, cansado, guardo todo. Me dedico a otras temas. Al otro día, vuelvo a tomar la escopeta, la desmonto, reviso los últimos detalles de limpieza de la cinta o costilla, limpio nuevamente con un paño seco y limpio toda la escopeta. La reviso a la luz día, en el jardín y ahí estaba, hermosa, brillando sus metales y maderas, gran diseño, espectaculares maderas, encare inmediato, suave y precisa de operar, mi BERETTA DT10 TRIDENT SPORTING. Aprendí a desmontar el disparador, lo limpié, lubriqué y quedé feliz. Nunca espere una escopeta de esta magnitud. Como referencia hoy en mi país, la Beretta DT11 Trident Sporting nueva, se vende en US$8.400.- Los modelos más lujosos de la DT11 se venden cerca de USS12.000.-, en específico la DT11 Trident Sporting Black.

Por fin, tengo mi italiana y mi esposa, no está celosa…..(creo). La dedicaré al plato.

Atte.

Arcuriano.

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